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Un nuevo blog en la Red.

28 Junio 2011, 18:47pm

Publicado por Católico Intransigente

   Estimados lectores,

 

   el día de hoy tenemos del gusto de presentar a ustedes un nuevo blog. Se trata de un bello proyecto de unir por la oración a todos lo católicos verdaderamente católicos -es decir NON UNA CUM.

   Se trata del blog Oblatio Munda. Dejamos para ustedes algunas lineas de su presentación que, con mucho agrado, hacemos nuestras.

    ¡Buena lectura!

 

 

"¿Por qué el nombre de Oblatio munda? Estas palabras latinas significan Oblación pura. Dicho término, utilizado tradicionalmente para designar la Santa Misa, está tomado de la Sagrada Escritura: “Desde la salida del sol hasta su ocaso es grande mi nombre entre las naciones, y en todo lugar ha de ofrecerse a mi nombre un sacrificio de incienso y una oblación pura, pues grande es mi nombre entre las naciones, dice el Señor de los ejércitos” (Malaquías I, 11).

 

La Santa Misa, realización de la profecía de Malaquías, es pues la oblación pura; y lo es porque se trata de la renovación del Sacrificio que el Hijo de Dios ofreció sobre la Cruz a su Padre Eterno, porque en ese Sacrificio fue derramada la sangre del Cordero inmaculado, sin mancha. El Cordero sin mancha, el Cordero pascual que los judíos debían comer en el Antiguo Testamento, era realmente una figura del verdadero Cordero, del Cordero de Dios, según palabras de San Juan Bautista (Jn. I, 29) que la Iglesia conservó en su liturgia momentos antes de que el sacerdote administre la comunión a los fieles.

 

Todo lo que se refiere al Sacrificio del Cordero debe ser puro y sin mancha; en primer lugar, la fe de los fieles debe ser íntegra, pura y libre de todo error. Debemos también presentarnos ante el altar con la pureza de alma, en estado de gracia. Pero he aquí que la pureza del Sacrificio ha sufrido numerosos ataques durante la revolución causada por el espíritu iconoclasta, por la herejía anti-litúrgica, por la herejía jansenista, galicana, protestante, por el espíritu salido del Concilio Vaticano II.

 

Muchos católicos son escandalizados por las extrañas liturgias celebradas un poco en todas partes. En efecto, cuando entran en las iglesias para asistir a misa, muchos católicos de buena voluntad se encuentran frente a lo que algunos “hombres de Iglesia” han hecho del Sacrificio de Cristo: comunión en la mano y de pie administrada por laicos, liturgia “a la carta” librada a la improvisación de cada sacerdote, o liturgia celebrada directamente por laicos, y, en ciertas regiones, liturgias “inculturadas” (que incorporan los usos de algunos pueblos indígenas, por ejemplo…).

 

Algunos dirán que se trata de abusos que la autoridad de la Iglesia no aprueba, y sin embargo estos abusos se extendieron por todas partes inmediatamente después del Concilio, y por otro lado se ha podido ver a Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI realizar ceremonias litúrgicas con quienes no son católicos y dar la comunión a los herejes. En efecto, se los ha visto a ellos mismos realizar sacrilegios. Esto es solamente una constatación que se podría corroborar con numerosos testimonios fotográficos. Cuando el abuso es realizado por la autoridad, no es el abuso el que debe ser puesto en cuestión sino la autoridad misma.

 

Este estado de las cosas es pues el resultado de la reforma litúrgica promulgada por Pablo VI, en la cual trabajaron seis pastores protestantes. Esta reforma “representa, en conjunto y en detalle, un alejamiento impresionante de la teología católica de la Santa Misa, tal como fue formulada por la Sesión XXII del Concilio de Trento” (“Breve examen crítico del Novus Ordo Missæ”, redactado por el R.P. Guérard des Lauriers O.P. y firmado por los cardenales Ottaviani y Bacci). Esta reforma litúrgica es la aplicación del Vaticano II y de sus nuevas doctrinas de la libertad religiosa, de la colegialidad, pero sobre todo del ecumenismo; lo cual no es sorprendente, ya que “Lex orandi, lex credendi” (“la ley del orar es la ley del creer”). Una vez que se cambió la ley del creer, de la fe, se cambió la ley del orar, la liturgia.

 

Este espíritu protestante –tan alejado de la santidad y ortodoxia de la liturgia católica, tan alejado de la santidad del Sacrificio del Cordero– es difundido por la reforma litúrgica resultante de las falsas doctrinas enseñadas por el Vaticano II. Un tal espíritu, arraigado en el pensamiento de Lutero y su odio del carácter sacrificial de la Misa católica, no podría nunca venir de la autoridad de la Iglesia; ya que la Iglesia es santa, como santa es la doctrina que ella difunde y las leyes que ella establece, como santa es la liturgia que ella promulga. Ella “no puede dar veneno a sus hijos” (Concilio Vaticano I).

 

Por todo esto, quienes administran este sitio se oponen a la “nueva misa” y al Concilio Vaticano II, que rechazan como no siendo obra de la Iglesia. Así pues, quienes administranOblatio munda rechazan a los autores de la reforma como no siendo la Iglesia. He aquí la razón por la cual constatamos la vacancia de la Sede Apostólica. No podemos, ni aprobar lo que hacen los modernistas, ni reconocerlos como la autoridad de la Iglesia.

 

En consecuencia, nada de este espíritu destructor, contrario a la santidad y a la ortodoxia, puede manchar la fe o la liturgia de la Iglesia. Y he aquí que volvemos al origen del nombre de nuestro sitio: Oblatio munda, oblación pura, sin mancha, inmaculada, virgen de este espíritu destructor, virgen de la mención de quienes lo difunden. Este sitio está entonces por la Misa“non una cum”, sin comunión con el actual ocupante de la Sede Apostólica y su modernismo."

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